Palabras y meditación de mi corazón…

¿Alguna vez te has detenido a pensar en el peso espiritual de tus palabras y pensamientos? No solo en lo que decimos en voz alta, sino en lo que meditamos en silencio. El salmista ora algo profundamente sencillo y a la vez transformador: “Que las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón sean agradables delante de Ti.” Esta oración revela un deseo genuino de alineación total con Dios.

Dios no solo escucha nuestras palabras; Él ve el origen de ellas. La meditación del corazón es ese diálogo interno constante que, con el tiempo, termina dando fruto en nuestra manera de hablar, actuar y decidir. Por eso, lo que permitimos habitar en nuestra mente y corazón importa más de lo que imaginamos. No se trata de perfección, sino de rendición diaria.

Seamos honestos, todos nos hemos encontrado en momentos diciendo cosas o meditando en pensamientos que no edifican en nada. Esos momentos, aunque incómodos, son oportunidades evaluativas perfectas para ir a la raíz del asunto, examinar el corazón y rendirlo por completo a Él. Allí, en la honestidad y la entrega, Dios transforma lo que no edifica en algo que da vida.

Orar este verso es pedir que cada pensamiento, cada palabra y cada intención pasen por Su presencia. Que hoy, conscientemente, hagamos de esta oración nuestro clamor: que todo lo que somos sea agradable delante de Aquel que nos sostiene y nos redime.

Salmo 19:14: "Que las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón sean agradables delante de Ti"

Bendiciones,

Betzy Gomez

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